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¿Qué les pasa a los del cromosoma Y con las tiendas?

Aclaro que soy una mujer atípica para esto de las compras. Me gusta la ropa pero odio ir a comprarla. Así que mi gasto anual en el tema fashion es menor que el de las monjitas de las Descalzas Reales. Mi estrategia de compra es el siguiente: entro a una tienda, tipo Tara, Berza, Tull&Beer (homenaje a ladelgremlin y sus cambios de nombres), me pego un paseo por delante de todos los percheros y si a simple vista no he visto nada que me haya llamado la atención, con las mismas me salgo. Los seguratas me miran raro…

paparracho: te ha faltado decir que no sueles ver nada, pero no porque no haya, sino porque no tienes nada de sentido de la moda ni intuición de lo que te puede quedar bien… por eso sin mí eres incapaz de ir de compras. [Nota mental: sacar un post de esto]

Si veo algo, lo normal es que me resulte caro, no por lo que suponga la pasta en sí sino por la calidad de la prenda; me explico: me gusta una camiseta, miro el precio, 12 euros. ¿12 euros por una camisetucha de algodón del malo, que en la tienda no lo ves, pero que en el primer planchado te das cuenta de que está revirada pa’un lao? (tooodas las camisetas de estas tiendas están reviradas; a ver si es una moda y yo no me he enterado). Total, que pienso: buah, esta en rebajas me la saco por 5 pavos. ¡Ja! Alma cándida… con esa mierda de estrategia de compra a dónde voy, ¿todavía me creo que en rebajas voy a hacerlo mejor? Si no funciona lo de a simple vista con los percheros, ¿cómo va a funcionar cuando tienes ante ti montañas de ropa junto con bolas gigantes de pelusa? Un desastre…

Lo más parecido a mí yendo de compras, solo que ellas llevan muchas más bolsas…

Mi fondo de armario… ¡un desastre total! Si a esto añadimos que mi cuerpecillo serrano, afortunadamente, no ha cambiado mucho en los últimos 15 años… pues eso, que todavía me pongo ropa del siglo XV (paparracho está “contentísimo” con mis camisones con ventanuco).

paparracho: no le hagáis caso, que ella es muy de pijama. Y de «erótica» franela, a poder ser (¡¡¡la he llegado a ver así en JULIO!!!)… madre mía, qué trabajo que me da esta chica!!!

Toda esta explicación es para decir que paparracho debería ponerme en un altar: cuando hablamos de ir de compras sabe que va a ser un visto y no visto, con gasto mínimo; que hay cola en el probador, las palabras “paso de esperar” salen de mi boca, no de la suya. Pues oye, que no, que no le vale, que igualmente protesta el tío.

paparracho: coño, es que hacerme dar el paseo pa ná… ir contigo de compras es entrar en 20 sitios y volver para casa con un body para el guaje, no me jodas.

Y entonces, llegó el guaje y la baja de maternidad. Y yo me iba alguna mañanita (que hay poca gente en las tiendas) con mi bebé a mirar cosas para mí, para el nene, para la casa, aaay, qué tiempos aquellos… vale, la movilidad con el carro era un poco coñazo, y la teta cada dos por tres te ralentizaba bastante, pero esa sensación de hippie-capitalista mientras el leoncete se pegaba sus siestorras me gustaba, para qué negarlo. Hasta que, a partir del medio año, al guaje le salió la vena esta antishopping y ya no hubo nada que hacer. Era entrar a una tienda y venga a dar la murga, y no de Cai ni Badahó, precisamente. Y hasta que no salíamos de ella, venga a tocar los cojones las narices.

Entre el medio año y el año y medio, más o menos, podía engatusarlo de alguna manera sibilina: meneíllos del carrito dormideros, galletas entretenedoras, juguetes sonoros molestos para el resto… cositas que a esta menda le daban la vida. Pero en la actualidad, con casi dos años, sigue habiendo meneíllos pero ahora se los da él mismo en plan niño del exorcista, las galletas van dejando manchurrones en la ropa que queda a la altura del bichejo (¿me habrán visto? ¿me reconocerán?), y el juguete sonoro es el propio niño, que parece hijo del pregonero: ¡ay va, qué chorrazo (de voz)!

Entonces, me paro a pensar (a veces lo hago, si no me quedo dormida, a veces lo hago, de verdad) y me digo: ¿será casualidad que a la mayoría de los del cromosoma Y que conozco, esto de las tiendas no les mole ni un pimiento? ¿será casualidad que estos del cromosoma Y aborrezcan las tiendas de los chinos hasta el punto de querer romperlo todo? Sí, hablo también de paparracho, no solo del guaje.

Lo que no encuentres aquí, no existe… ¡si es que son hasta genios del marketing!

paparracho: por dios… no rompería nada, pero no pagaría ni 10 euros por el contenido entero de una tienda. Tanta cantidad de cacharros inútiles dispuestos en estanterías, paredes, suelo… si no se puede ni mover uno allí. Lo raro es esa atracción que tienes tú. Cada vez que cruzas el umbral de un chino se produce un vacío espacio-temporal!!!!

¿Y lo de las fruterías? ¿por qué toleran tan bien las fruterías? No solo las toleran, es que les vuelven locos: abren una más en el barrio y la inauguración es la superfiesta de la semana… mi no entender.

paparracho: genética paterna… esa armonía, ese aroma a fruta fresca, esa gama de colores… porque no hay tías en pelotas dentro, que si no sería el paraíso 😛 [Nota mental: idea para un negocio]

Así que mi Week Fashion particular se transforma en mi cumple, en navidad, en el aniversario, a todo el mundo le pido ropa: trabajo y sofocos que me ahorro pero, dependo del gusto de otros… OMG!

paparracho: y un huevo dependes del gusto de otros. Con cada regalo tuyo comienza mi tortura: lo cambiarás todo y tendré que ir siempre contigo y te recomendaré modelos que serían ideales para trabajar en una buena tienda de frutas y no los querrás… pero bueno, esto es una larga historia.

Baby Bowie

Hace unos días fuimos muy rápidos y conseguimos nuestro primer regalín promocional de la madresfera. Se trataba de entrar a la página de Minimí Petits Bàsics, elegir una prenda de ropa y mandar un correo a madresfera solicitándolo. Así de sencillo.

En la tienda online tenían ropa «con mensaje», la mayoría, camisetas haciendo referencia a algún grupo de música o cantante. Muchos de ellos, clásicos (gracias a dios!). El propio paparracho tiene varias camisetas de este tipo, así que no dudamos que encontraríamos algo..

Fuimos tan rápidos porque en la primera página que se visualiza al entrar estaba la camiseta que elegimos. Cómo resistirnos a ese «Baby Bowie» con el rayo del Aladdin Sane. El Duque Blanco, el camaleónico Bowie al que adoramos… ¿para qué seguir buscando? Enviamos el correo a madresfera, nos dijeron que éramos unos de los premiados y en menos de 3 días la camiseta llegó a casa.

Igualito a su papá

Desde esta entrada, agradecemos a madresfera y Minimí Petits Bàsics por el regalo y le pedimos prestada al Duque una canción de aquel álbum que inspiró esta camiseta.

The Jean Genie (Aladdin Sane). David Bowie en los coletazos finales de su época Glam.

Pequeños dramas navideños. Hoy: la papada.

«Yo, una vez, estuve bueno». Esta frase, que pronuncié por primera vez después de navidad hace tres años, forma parte ya de mi antología particular de tonterías. Lo comenté con mis compañeros de trabajo que se estaban metiendo conmigo porque había vuelto más gordo de lo habitual de mis vacaciones en Gijón. Cabrones…

En realidad, nunca estuve bueno porque siempre fui un tirillas, pero de guaje y chavalín era algo guapete y tenía mi público, eso sí. De pequeñín era el típico niño que siempre escuchaba cómo decían a mi madre por la calle: «ay, qué nena más guapa tienes» (cómo odiaba eso) y mi novia en la EGB era la más guapa del colegio, para envidia de los niños matones que hacían una pequeña legión en mi barrio en los 80. Luego, en el instituto la cosa fue a mejor: fue una época en la que tuve cierto éxito con las chicas aunque lo que realmente se me daba mejor eran las madres de la época. Y es que por encima de todo era muy educado y buen estudiante. Todas me querían para sus hijas.

mamanatas: Siempre quedará para los anales aquella historia en la  que preparándome una tarta de cumpleaños sorpresa en casa de una amiga conoció a la madre de esta, y cuando paparracho se fue le dijo a mi amiga: <<o mamanatas tuvo mucha suerte o se va a llevar un disgusto>> (pensando en la posibilidad de que fuera gay, jijiji).

Fueron pasando los años y la cosa fue bajando paulatinamente. Empecé a tener alguna novia que me durara más de 3 meses (eran relaciones cortas, pero me entregaba como si fueran las definitivas, no os creáis) y después de un par de parejas de más duración, conocí a mamanatas. Éramos amigos de la misma pandilla y lo fuimos durante tres años hasta que empezamos a salir juntos. Ella dice que no entiende cómo acabó conmigo porque nunca le había gustado y además le caía un poco mal al principio. Miente como una bellaca: bebía los vientos por mí en silencio y se enamoró hasta las trancas y así sigue casi 12 años después.

mamanatas: Sí, en silencio como las hemorroides, no te fastidia (había puesto «no te jode» pero estoy haciendo propósito de enmienda con los tacos, ya sabéis…)

La cosa es que con el tiempo, me ha cambiado el metabolismo, he ido dejando de hacer deporte, siendo el único que hago ahora «levantamiento de niño» y lo practico en el parque, en la cocina, en el salón y cada vez que tengo que recoger al guaje del suelo en uno de sus frecuentísimos castañazos. Lo del metabolismo no es una excusa: gané 5 kilos al año durante 5 años (haced la cuenta) con lo que me convertí en un hombre con ligero sobrepeso. No se puede decir que estoy gordo, pero casi. Y ese «casi» lo supero periódicamente cada año en Navidad. Normalmente estoy en un punto de peso que si pierdo tres kilos me dicen: «cómo adelgazaste» (bueno, mi madre dice: «vuelves a ser el mí paparrachín de siempre») y si gano tres me pasa lo que me pasó esta mañana:

Me acosté siendo un tío normal y cuando me levanté durante la noche al baño me ví de soslayo en el espejo y me asusté. ¡ME HA SALIDO PAPADA! ¿Y ESAS TETAS? Se ve que ayer tenía aproximadamente 2,900 sobre mi peso habitual y la digestión del pitu de caleya hizo el resto.

Así me levanté yo esta mañana

mamanatas: Hombre, yo creo que tu punto no está en más menos 3 sino en más menos 10 pero para mí sigues estando bueno… a no ser que te columpies mucho metiéndote conmigo y entonces diga que tu punto está en más menos 20.

Todos los años me pasa, joder. El año pasado por estas fechas fui a Mareo a ver entrenar al Sporting y me hice una foto con Manolo Preciado. No me había mirado al espejo por la mañana y resultó que aquella noche también me había salido papada. Así quedó registrado para la posteridad, como si fuese mi estado natural. Incluso tuve los santos huevos de tenerla de perfil en el facebook, y es que soy más preciadista que presumido.

Afortunadamente, en unos días volveré a mi estado natural, pero es que… ¿tenía que ser precisamente hoy la aparición de la papada? Mañana conoceré en persona a un referente de la moda infantil 2.0 y me presentaré con pechos, pero lo peor es lo de esta noche: justamente tenemos una cena «revival» con los amigos del instituto, 20 años después. ¿Y qué hago yo ahora? ¿Me presento con jersey de cuello cisne y metiendo panza? Hombre, ¡¡¡es que uno tiene una reputación!!!

mamanatas: Yo no quiero decir nada pero como te pongas un jersey de cuello cisne apretadete lo de las tetas puede ser tremendo: 180-120-90…

Yo, una vez, estuve bueno. Hoy es un lejano recuerdo que solo mamanatas me recuerda cada día al despertarnos juntos y cuando miro al guaje y veo la capacidad que tuve para crear ese bellezón!  🙂