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Los paparrachos y las playas vírgenes

Este puente del 1 de mayo lo hemos pasado en Cabo de Gata. Era nuestra primera vez allí (aunque llevábamos tiempo queriendo ir ante tanta maravilla escuchada) y vimos muchas cosas como para recoger la experiencia en un post. Lo que sí da para una entradilla en este irregular blog fue nuestra primera experiencia con niños en una “playa virgen”.

En Cabo de Gata abundan las playas vírgenes. Entiéndase como virgen aquella que carece de todo tipo de servicio público (incluidas duchas, papeleras o fuentes) y, por supuesto, de establecimiento de ningún tipo. Normalmente están alejadas de los núcleos urbanos y tienen accesos complicados. Unos mucho y otros bastante, por lo que pudimos comprobar.

Nosotros íbamos bien avisados, ya que desde el estupendo blog de nuestra amiga Pili Manrique ya nos habían dado todas las indicaciones, perfectamente complementadas de manera personal justo antes de irnos. Por eso, aquella mañana nos llevó más de tres horas prepararnos para ir: levantar a los niños, desayunos, preparar purés, fruta, agua, meriendas varias, ropa de playa, sombrilla, juguetes para la arena, minitienda para que no le dé el sol al bebé, snorkel… un cuadro, vaya.

Para no alargarnos más en los preparativos, decidimos hacernos la comida (bueno, los bocatas) en la misma playa. Así que llenamos el coche como si emigrásemos a Alemania y nos acercamos a una tienda a comprar las vituallas. Ya estábamos listos para ir a la playa. Aún no eran las 11 de la mañana… ¡nos sentíamos unos fenómenos! ¡Íbamos a ser casi los primeros en llegar!

¡¡¡Los primeros en llegar, dice!!!

¡¡¡Los primeros en llegar, dice!!!

Estábamos alojados en San José, justo al ladito de las dos playas vírgenes más famosas de Cabo de Gata: Mónsul y Genoveses. A las dos se accede por la misma “carretera” desde San José. Mónsul está a unos 5 kilómetros y Genoveses a mitad de camino. El plan era claro: vamos primero a la más lejana, pasamos allí la mañana, comemos y a la otra a pasar la tarde. Además, en caso de que el tema se complicase y sólo pudiésemos o quisiésemos ver una ese día, optábamos por Mónsul por su papel en la historia del cine (Indiana Jones y la última cruzada, Las aventuras del Barón de Munchausen, El viento y el León…) y la cultura (el videoclip de “Ave María” de Bisbal, jiji).

Bisbal e Indy. Dos mitos bien distintos compartiendo playa virgen.

Bisbal e Indy. Dos mitos bien distintos compartiendo playa virgen.

Así que, 5 kilometrinos por la pista de tierra. Una pista de tierra que bien podía haberse diseñado como instrumento de tortura para que los coches que han sido malos deen vida paguen por sus pecados. Qué vibrar, qué ruidos en un coche que cumplía ese día 1 año de vida, qué cantidad de mierda adherida a toda su superficie… un primor. Nos llamaba la atención el no estar prácticamente solos. Formábamos parte de una muy cívica caravana a 20 km/h que generaba unas nubes de polvo marrón muy cinematográficas ellas también.

Y llegamos allí ¡y el parking que está lleno, oiga!

– ¿Y ahora qué hacemos?

– A lo largo del camino no se puede aparcar o te lleva la grúa el coche…

– ¡No, no, que hace 5 minutos había una zona en que se podía aparcar para acceder a una de las calas entre las dos playas!

– Pues venga, rápido, no se vaya a llenar también.

Por los pelos, cogimos uno de los últimos sitios. Ya sólo faltaba coger TODO lo que habíamos preparado esa mañana y caminar hacia la playa. Con dos niños y un carrito de bebé, vehículo perfectamente diseñado para rodar por la arena, como ustedes bien saben.

La escena era dantesca. 700 metros (lo he mirado en el mapa) más cargados que Ortega Cano el día de su boda, arrastrando marcha atrás el carrito con el neñu, cayéndosenos las cosas por el camino… ríete tú de las aventuras de Calleja. No sabéis qué alivio al llegar y ver la playa. Descargar todo el material me produjo una satisfacción difícil de expresar con palabras. ¿Y la playa? muy bonita, sí, pero… ¿mucha gente, no? Pues aquello era sólo el principio. Por aquella carretera seguían llegando coches y empezaron a aparcar en el camino, algunos a 100 metros de la playa (cabrones…), pero claro, ¿qué cojones va a venir aquí la grúa si entre ir, enganchar un coche y volver tardaría hora y media y hay como 100 coches mal aparcados?

La playa es una preciosidad, no me digáis que no. La pena es que con tanta gente pierde el encanto y con niños ni te puedes plantear subir a la duna que trepa sobre la loma desde la que está hecha esta foto tan maravillosa.

La playa es una preciosidad, no me digáis que no. La pena es que con tanta gente pierde el encanto y con niños ni te puedes plantear subir a la duna que trepa sobre la loma desde la que está hecha esta foto tan maravillosa.

Total, que nos llevó un buen ratito quitarnos el cabreo de encima y empezar a disfrutar de la playa, que en aquel momento no estaba como San Lorenzo o Benidorm, pero había más densidad humana que en la mayoría de las playas de Ibiza o Costa Brava. Daba igual. Era el momento de disfrutar, que teníamos todo el día por delante. Así fue durante unos minutos, hasta que escuché estas fatídicas palabras:

– ¡¡Nos hemos dejado la bolsa del carrito en el apartamento!!

¡La bolsa del puto carrito! ¡Con las toallitas y los pañales! ¿Qué esperanza de vida playera nos dejaba este descubrimiento? ¿Cómo podía ser posible que en el cargamento que llevábamos no hubiera ni un pañal escondido en algún sitio? Un montón de ideas revoloteaban en mi mente aturdida cuando de repente me di cuenta de otra cosa:

– ¡¡¡¡El pan, mamanatas, que no hemos comprado pan!!!!

¿Qué íbamos a comer? ¿una lata de bonito a cucharadas? ¿una barra de fuet a mordiscos? Nosotros podríamos arreglarnos, ¿pero el guaje? El único que estaba con el sustento garantizado era el pobre neñu, con su puré en el termo. Allí estaba feliz, inconsciente de nuestro desatino con los preparativos.

Dos horas aguantamos en la playa. Nos dolían los dedos del cruce permanente confiando en la bondad del neñu para no cagarse encima y complicarnos más la vida. Cumplió; es un santo.

El retorno al coche no os lo vamos a contar, porque fue tan coñazo como la ida, pero sin la esperanza de encontrarse algo bonito al llegar. Pese a lo que pueda parecer al leer esto, fue un día muy divertido que completamos con la visita al faro del Cabo de Gata y al Cortijo del Fraile (otra carretera infernal de tierra, más larga todavía), donde se rodaron secuencias de El bueno, el feo y el malo y donde ocurrió el triste suceso en los años 20 que recogiera Lorca en su “Bodas de Sangre”.

El cortijo del fraile. No nos extraña que tantos western se filmaran en Almería. La luz y los paisajes son sencillamente increíbles.

El cortijo del fraile. No nos extraña que tantos western se filmaran en Almería. La luz y los paisajes son sencillamente increíbles.

Y un apunte para los amantes de lo virgen: las playas de la mayoría de los pueblos de la zona (La Isleta del Fraile, Las Negras, Agua Amarga…) son muy bonitas y estaban casi desiertas. Igual son menos vírgenes por poder tomarte una cerveza a pie de playa, pero si lo que queréis es tranquilidad y espacio, quizás no merezca la pena tanto esfuerzo.

Otro día, más, que ya nos estamos extendiendo mucho. Al Cabo de Gata, volveremos.

Yo antes tenía un blog

¿Os acordais cuando tenía un blog que se llamaba paparracho y mamanatas y unas veces escribía yo y otras mamanatas y otras entre los dos? Ay, qué tiempos aquellos… cómo lo disfrutaba.

¿Y por qué ahora aparecemos menos por aquí que Rouco Varela en las manifestaciones contra los recortes? Vosotros, sufridos y pacientes lectores, os merecéis una explicación: mamanatas acabó su baja maternal y encontró un trabajo. Sí, amigos míos, en esta época en la que es más difícil encontrar un trabajo que conocer un adolescente sin smartphone, esta mujer mía ha conseguido uno… y de los buenos.

Y vosotros os preguntaréis… ¿y qué más da que mamanatas tenga trabajo? estará más liada, pero total, el blog prácticamente lo llevabas tú (qué bien nos conocéis ya)… pero todo tiene su razón de ser y yo os lo voy a contar:

Ay, el día en que recibimos la noticia… alborozo, bailes, abrazos y algún que otro GT. Todo era fantástico. No pensábamos en los daños colaterales. Daños que, básica y prácticamente, han recaído en mí. Yo tenía mi vida muy bien organizada durante esta baja maternal. Mamanatas se recuperó magníficamente del parto del neñu y se encargaba de la mayoría de las cosas de la casa. Yo seguía siendo el dueño y señor de la cocina, pero la verdad es que me sobraba tiempo para todo.

Al empezar a trabajar ella, me encontré con la dura realidad: resulta que entra a las 8, yo a las 9… y tenemos dos niños. Ahora su tarea matinal consiste en dejarme elegidas las ropas de los niños y la merienda del mayor. Luego se va, mientras yo entro en la ducha (7:00). A partir de ahí empieza mi pesadilla diaria: salgo, me visto y desayuno en plan express (7:25) y tengo que levantar al mayor, prepararle el desayuno, no despistarme para que lo acabe a tiempo, vestirlo, peinarlo… ay, pero es que también hay un pequeño. Y ese se despierta cuando quiere, puede que con hambre (15 minutos más) o sin ella, pero también hay que vestirlo y peinarlo y no quitarle el ojo de encima, que son seis meses y ya tiene suficiente movilidad para darte un susto.

Añadamos a la preparación de los infantes dejar las camas hechas y la cocina recogida porque, claro, como ahora viene una chica a estar con ellos un par de horillas al salir del cole, no puedo dejarlo todo hecho unos zorros… así que, cuando los dos están listos y nos ponemos a salir de casa (8:10-8:20)… ¿ya ha pasado lo peor? ¡NO! empieza lo más tenso.  Vamos juntos al coche, aparco el carrito, subo al mayor, subo al pequeño, cinturones de seguridad (¡para viajar seguros!), guardo el carrito y a la aventura matinal: dejo al guaje en su cole (al lado de casa, aquí no hay problema), voy al cole del neñu (a 10/20 minutos, dependiendo del tráfico), saco el carrito, subo al peque, lo llevo con su profe, pliego el carro y lo dejo en el “parking” para que lo puedan recoger, corro al coche (que está en doble fila), conduzco hasta mi casa (10/15 minutos), busco sitio para aparcar y aparco, voy al garaje a coger la moto y me voy al trabajo. Una vez conseguí ser puntual. La mayoría llego 5/10 minutos tarde.

mamanatas: oye, no sé cómo se las arregla para ser siempre el más sufridor de esta casa y el marido explotado que se va él mismo proclamando a los cuatro vientos… no va y me dice el otro día que por la mañana tiene muchas tareas y como ejemplo, con un par, me pone «traer el peine y la colonia del guaje (al salón porque lo peina mientras ve dibus)». Y lo de las tareas de casa es como cuando nos vamos de vacaciones: no falla, mientras yo preparo tres maletas de un adulto y dos niños él se queja porque tiene que actualizar los radares en el navegador, amos amos…

Algo así soy yo por las mañanas, sólo que yo tengo dos niños y soy mucho más guapo. El teléfono no es del trabajo; estoy llamando a mamanatas para que me diga dónde puso la agenda de la guarde.

Algo así soy yo por las mañanas, sólo que yo tengo dos niños y soy mucho más guapo. El teléfono no es del trabajo; estoy llamando a mamanatas para que me diga dónde puso la agenda de la guarde.

Nunca pensé que coger la moto para ir a trabajar iba a generarme sensaciones de relax, alivio y paz interior, pero ese momento en mi vida ha llegado. Tengo claro que si alguna vez sufro un infarto, va a ser entre las 7:30 y las 9 de la mañana. Y lo de la tarde/noche no es mucho mejor. Unos minutos de juegos y besos, y unas rutinas diarias que hasta las 10 de la noche, en el mejor de los casos, no se acaban. Cuando enganchamos el sofá, quedamos sopinstant, como decimos nosotros.

Con este plan de vida… ¡cuándo voy a tener tiempo para escribir! (y todavía me viene de vez en cuando alguna amiga runner de estas diciendo que tengo que sacar tiempo para correr, ¡válgame el señor!).

¡Válgame el señor! Los chunguitos en Tu cara me suena, una de las pocas cosas que he podido ver en la tele últimamente, ya que mamanatas no aguanta más de 10 minutos de cualquier serie. A esto hemos llegado.

¡Válgame el señor! Los chunguitos en Tu cara me suena, una de las pocas cosas que he podido ver en la tele últimamente, ya que mamanatas no aguanta más de 10 minutos de cualquier serie y no estoy autorizado a ver nada molón sin ella. A esto hemos llegado.

mamanatas: ¡válgame el señor, lo que miente el condenao! Lo ve porque le mola y punto. Pero esto que quede entre nosotros porque cualquiera lo suelta delante de su amigo Carlos el cultureta de la religión bobdylaniana, ¡me mata!

Y bueno, dejando los chascarrillos a un lado, aprovecho este post de descarga personal para felicitar a mamanatas por su logro (tú, amor mío, que te lo mereces todo) y a las tías Noe y Rebe por su apoyo porque sin ellas seguramente no habría sido posible. Nos está costando un poco organizarnos, pero cada día es un poco más fácil que el anterior y estamos muy felices.

Me gustaría terminar parafraseando al difunto Suárez, elevado a los altares de la santísima transición sin mácula en estos días, diciendo aquello de “Puedo prometer y prometo” que no tardaré tanto en volver a escribir. O también a su majestad, con el “lo siento mucho, no volverá a ocurrir”… pero no me atrevo a prometer nada. De momento, la pelota está en el tejado de mi partenaire. ¡Que invente ella!

¡Qué jodío el Rey Gaspar!

Como broche final a unas navidades tan felices como pasadas por agua en Gijón (las peores que recuerde en mucho tiempo… ¡11 días de 13 nos llovió!) llegaron SS.MM. los Reyes Magos de Oriente en helicóptero a la playa, donde el guaje pudo verlos bien cerquina e incluso tocarlos para mayor regocijo personal. Era el preámbulo a la Cabalgata y a esa noche de tensión y nervios en la que los pequeños (y los no tan pequeños) vamos pronto para la cama para que los Reyes no pasen de largo.

La mañana se hizo esperar, pero poco después de las 8, la emoción se desbordaba al ver los paquetes. Todos salimos muy bien parados, sobre todo los canijos, pero la que tuvo un trato más directo con Sus Majestades fue mi inseparable mamanatas. ¡Menudo morro! Gaspar en persona, le dejó una carta que decía así:

Querida mamanatas,

Hoy es un día muy especial para los niños y también para los adultos que siguen teniendo alma de niño, como tú.

Sabemos muy bien (sobre todo yo, Gaspar) que llevas muchos años queriendo tener una gatina en casa. Pero tienes un problema; paparracho no es precisamente amante de los felinos y tiene muchas razones para oponerse. Primero era por vuestro querido Tango, que ya estaba viejín y era difícil plantearse siquiera que pudiese pasarlo mal conviviendo con un nuevo habitante de la casa (sí, ya sabemos que muchos perros y gatos se llevan bien, pero ¿cómo asumir el riesgo de que no fuese así?). Luego, llegaron los temores a la convivencia con el guaje y ahora, también con el neñu. ¿Y si resultara ser un gato conflictivo? ¿Y si los niños fueran alérgicos?

Ya te lo podemos decir claramente: paparracho te quiere con locura y comprende perfectamente tus deseos (por eso te ha pedido este divertido comic gatuno, que seguramente te sabrá a poco), pero no vas a poder convencerlo nunca, lamentablemente.

El comic en cuestión: Todo Miau de José Fonollosa, una recopilación de sus tres comic sobre los gatos ¡Muy molón!

El comic en cuestión: Todo Miau de José Fonollosa, una recopilación de sus tres comic sobre los gatos ¡Muy molón!

Tú no podrás, pero resulta que nosotros… nosotros somos magos. Y mientras estás leyendo esta carta, sin que él lo sepa, estamos lanzando un hechizo que le está haciendo cambiar de opinión. Posiblemente le costará llegar a querer a los gatos como lo haces tú, pero cuando termines de leer esto, te sorprenderá cómo te responderá si le preguntas qué le parece meter una gatina en casa, como llevas queriendo tanto tiempo.

No tienes por qué agradecérnoslo, estamos aquí para llevar la ilusión a quienes lo merecen. Y tú eres una de esas personas que lo hacen sobradamente. Sólo te pedimos una  cosa, que esperamos que te parezca razonable: responsabilízate del nuevo miembro de la familia. Somos magos, pero no omnipotentes. Una cosa es que le podamos convencer e incluso hacer creer que él también quiere un gato y otra que consigamos que limpie sus cacas, arenas, comederos, pelos , etc, etc. Con el tiempo, ya veremos lo que podemos hacer.

Nada más, esperamos que disfrutes de este truquito de magia, que por cierto, ya ha surtido efecto. Pregúntale, pregúntale, ¡ya verás!

¡Muchos besos de los Reyes Magos (sobre todo de Gaspar) y Feliz Navidad!

PD. Se me olvidaba, hay dos condiciones importantísimas para que el conjuro surta efecto:

  1. Aceptar gustosa que paparracho lleve barba
  2. Llevar el listón pasional (tú me entiendes) a cotas bien altas. ¡Cuanto más lo sean, más fuerte será el hechizo!

Pues nada, que me parece que me han endiñao una gata y no me he dado ni cuenta. Qué jodío el rey Gaspar…

En la recta ¿final?

Querid@s tod@s, qué gusto da veros por aquí después de unas largas y merecidísimas vacaciones. Vamos al lío:

Todos sabéis a estas alturas que el guaje es un ángel. Dio un fenomenal embarazo, un parto prácticamente indoloro, ni un triste cólico, había que despertarlo por la noche para comer, le daban las 12 de la mañana durmiendo los fines de semana, y es más bueno que Lassie con bozal, por más que tenga su carácter. ¡Una bendición!

De verdad que lo vamos a canonizar a este niño. Si es que antes le dice la madre: "cuando nazca el neñu tienes que llevarme al hospital jamón, que tengo muchas ganas" y contesta el pobre: "yo también tengo muchas ganas de ver al neñu"  :_)

De verdad que lo vamos a canonizar a este niño. Si es que antes le dice la madre: «cuando nazca el neñu tienes que llevarme al hospital jamón, que tengo muchas ganas» y contesta el pobre: «yo también tengo muchas ganas de ver al neñu» :_)

Pues bueno, el segundo (que responderá al nombre de “el neñu”) creo que pretende hacer honor al fenómeno metereológico del mismo nombre. El neñu promete desde el minuto cero. Qué tío. El jueves mamanatas sale de cuentas, pero a estas alturas ya podríamos llamarlo “el esperado”, por evitar alguna que otra palabra políticamente incorrecta.

El primer síntoma de lo que nos esperaba llegó con esa sobredosis de glucosa que hacen llamar “prueba de la curva del azúcar”. Tres veces tuvo que repetirla mamanatas y al final el resultado fue inequívoco: diabetes gestacional galopante. La pobre ya no es que no pueda comer jamón ni carne cruda… es que ahora tampoco puede tomar nada dulce, ha de pesar todo lo que come y andar con cuidado con la pasta y el arroz. Lo único bueno de esta situación es que he encontrado una doctora que ha relevado a la que yo ya llamaba «mi ginecóloga» (pibón). La endocrina que nos ha tocado en suerte… es una chica majísima, encantadora. Estoy pensando ya en pedirle consejo médico profesional para quitarme algún kilillo.

mamanatas: ¡ole y ole! eso es un marido hecho y derecho… será cabrón el tío, ¿no está pensando en ponerse a tipín por otras y no por la santa que lo aguanta? Para las que decíais que tengo una joya en casa… esta es la verdadera cara (dura) de paparracho.

Si es todo bromina, mujer… Bueno, a lo que íbamos. Diréis que el neñu no tiene culpa de la diabetes de su señora madre y quizás tenéis razón, pero es que eso no es todo: 100 euros, 100, fue lo que pagamos por una ecografía de esas en 4D. Cuando la hicimos con el guaje, se nos mostró con todas las poses posibles: amoroso, enternecedor apoyando su carita en la placenta, con la lengua fuera, sonriendo, poniendo pucherinos… Con el neñu lo intentamos 4 veces, sí, CUATRO VECES. Las poses fueron: te enseño los huevecillos, ahora con el culo en pompa, ahora me giro y parece que te voy a enseñar la cara… pero ¡NO!, me pongo los brazos delante, ahora te vuelvo a enseñar los huevos… Sólo le faltó hacernos un corte de manga al tío. Los 100 euros volaron y todo lo que tenemos en nuestro poder es un DVD en el que se ven más huevos que en la granja de Coren.

mamanatas: al habla la madre del pantojín: es muy fuerte que desde entonces diga paparracho que el guaje es su favorito, ¡hay que tener valor! es verdad que se hace de rogar el muy jodío, pero que conste que nos enseñó estupendamente las manos y también los pies, y un requetepoquitín de refilón una carita enfurruñada de narices (espero que su primer tatuaje sea «amor de madre», que me lo merezco toíto too)

Y llegaron las vacaciones. Nos fuimos a Alicante unos días estando mamanatas de 34 semanas. Llevábamos allí solo dos cuando… ¡TACHÁÁÁÁÁÁÁN! Se pone de parto: escapada urgente al Hospital General con resultado de 3 días de ingreso y otros 2 de reposo absoluto. En eso consistieron las vacaciones. Tal era la inminencia del parto en aquel momento que tuvimos que llamar a mis padres para decirles que había dilatado varios centímetros y que podía ser en cualquier momento. 15 minutos después llamamos para decir que la iban a medicar para pararlo y que esperasen a que les fueran contando, pero en ese ratito ya habían hecho el equipaje y habían encontrado alojamiento en Elche. Demencial, teniendo en cuenta los 900 km de distancia. Al menos sacamos algo en limpio: a nosotros nos trajeron el libro de familia, el teléfono y el ordenador del trabajo, el carrito y la silla del coche para el bebé (nótese que muy previsores no somos, ¿verdad?). Ellos, por su parte, disfrutaron de las vacaciones que nosotros no tuvimos porque en aquellos días, como podéis imaginar, no pasó nada.

Salimos en dirección a Madrid tras los dos días de reposo absoluto, cruzando los dedos y con la lista de Hospitales del camino bien memorizada, porque parecía más que factible, casi probable, que lo tuviéramos por el camino. Almansa, La Roda, Albacete y Arganda, no se me olvidará en la vida. Llegamos a casa, suspendimos la semana de vacaciones en Asturias y a esperar al feliz acontecimiento.

Pasaron un, dos, tres, cuatro, cinco, seis semanas, pasaron un, dos, tres, cuatro, cinco, seis semanas… y aquel neñín y aquel neñín, y aquel neñín aún no se decidió. Iba a ser algo inminente y aquí estamos, a 2 días de salir de cuentas y sin una triste contracción. Me lo imagino descojonao de nosotros dentro del útero mientras se toma un relaxing cup of café con leche, se lee el suplemento dominical y hostia a su madre a patadas que ni el mismísimo profesor Miyagi, al que dios tenga en su gloria.

Qué tipín tiene la jodía... de 9 meses y con 54 kilos. Hasta se le ha puesto un pandero redondete a la Jennifer López que... ¡ay, omá, qué rica!

Qué tipín tiene la jodía… de 9 meses y con 54 kilos. Hasta se le ha puesto un pandero redondete a lo Jennifer López que… ¡ay, omá, qué rica!

mamanatas: sí, mucho «omá, qué rica» pero siempre me dice lo del pandero de Yei-lo con un tonito de cashondeo que me siento más bien como «Ofrawinfrey» versión decolorada.

A estas alturas, nada está claro, pero os prometo que se nos está haciendo ETERNO. Sospechamos que ha pedido prórroga y pretende hacer la #AcampadaInUtero15M para esperar a esa fecha señalada. Sabemos que los médicos no se lo permitirán, pero por ganas no va a ser. En BWIN, Betfair y misapuestas.com se paga 20 a 1 el parto normal y 1,1 a 1 el inducido. Creo que están a punto de suspender la cotización ante el poco juego que da el tema, no os digo más.

En fin, que estamos (teóricamente) en la recta final y que tenemos unas ganas terribles de que esté con nosotros. Y que cuando asome la cabecina diga: “que era bromaaaaa, que soy tan bueno como mi hermanooooo, pero… ¿a que os tenía acojonados, eh?

Yo no estuve el #8J

Sí, qué pasa… soy un paria en esta relación de dos. Tuvimos la mala suerte de que el evento blogger del año coincidiese un día que no teníamos familia para cubrirnos durante el día (y la noche, obviously) y uno de los dos tenía que quedarse fuera con el niño. Aunque el blog es prácticamente mío, porque esta costilla mía le echa mucho morro, ella dedició ir y si ya le tengo miedo en situación normal, como para importunarla con un bombo de 6 meses. A última hora, mi santísima madre se vino desde Gijón para estar con el nieto y que disfrutase al menos de la noche, casi ná. Y allí aproveché todo lo que pude, que no fue poco.

mamanatas: Vamos, me tienes tú un miedo que pa qué. Ya no sabes qué hacer para quedarte con el blog, ya me echaste en su momento del twitter y casi casi del Facebook; ten cuidao que cualquier día te quedas solo y te empiezas a inventar las historias paternales como otra blogger que hubo por ahí…

En fin, que yo pasé una mañana entretenidísima con hijo y mamá, luego dormí una siesta estupenda y después preparé mi outfit para el #8J, consistente básicamente en lo primero que encontré en el armario que no tuviera lamparones. Pero antes de ir al Matadero Madrid, tenía que pasar a hacer el check in en el apartamento que ganó nuestra amiga Vanina y esperar a su Don para ir juntos. Fue un momento muy duro, que tuve que suplir con alguna que otra cerveza, una tumbona, un poquito de sol y mi adorado Dickens. De esta guisa estaba yo.

mamanatas: Con lo de mi adorado Dickens no te refieres a un güisqui, no?

¡Aparta de mí este cáliz!

¡Aparta de mí este cáliz!

Al final las chicas vinieron al apartamento (a descargar equipaje y regalos, no por amor, descuiden!) y desde allí nos fuimos a la Terraza del Matadero. Es verdad que no estuvimos, pero entre lo poco que pudimos averiguar y lo que leí hoy en twitter, estoy enterado de que:

– Os han regalado chuches por doquier

– Campofrío es una marca de mujeres

– Hay quien cree que tener 2.000 seguidores en twitter te convierte en famoso. Y yo con 800 sólo sé que no soy nada.

– Había un tío de LG al parrecer muy atractivo, VeLenGoso lo llaman ya.

Mamá en Alemania sabe darse mus como nadie (se lo dije en persona: ídola) y era, para mí, la más elegante de la sala… ¡y estaba el listón alto!

– Había otro tío llamado Carlos Bravo del que se habla mucho también: porque decía que había que escribir un 30% más que el resto (apañado voy) y no sé qué del G+1. Ah, y porque era muy guapo a la par que bajito.

– Que Mónica, Laura y Juanpa son adorables. Cosa que ya sabía.

– Que el mejor sitio para cargar el móvil era la sala de lactancia y que en la desesperada búsqueda de enchufes ¡hubo quien llegó a Atocha!

– Que hay que tener un excel con contraseñas y no sé cuántas cosas más

– Que se creó un club de bloggers rurales para los que no les da la cabeza para seguir tanto consejo. Por supuesto, ya soy miembro.

Y bueno, llegué a lo programado: al fiestón. Comida tan rica como escasa, pero barra libre de bebidas, que amorticé como correspondía. El verdejito de Rueda daba la talla y no se le pueden poner pegas al evento: por 17,50 no se puede pedir más. Otro acierto de la organización. Pude charlar con muchos bloggers, tuve la suerte de tener en brazos al bebé de La chica perika un ratito (y es, como dicen los argentinos, completamente morfable) y el veredicto en mi pugna con mamanatas fue claro y abrumador: !SÍ A LA BARBA!

mamanatas: Estén atentos a sus pantallas porque este tipejo provoca más que la cospedal y se avecina algún que otro escrache más, HAHAHA!

Lo pasé en grande, pero la cosa fue por los derroteros que me temía… si llevaban en la Casa del Lector desde las 10 de la mañana, ¿quién coño iba a llegar al chocolate con churros matinal con un zapato puesto y otro quitado? Imposible. Aquello empezó a vaciarse a las 11 de la noche y a partir de las 12 quedábamos los irreductibles pendencieros habituales y otros que ya nos parecían peligrosos por la pinta. Menos mal que iba preparado.

El grupo de sospechosos habituales lo formaban: La gremlin, la runner, la tigre, Vanina y Don, Esther Gili, Niros Ania Zul, Peineta y Ata. Tres preñadas… ¡que tomen nota los que estaban tan cansados! Buscábamos un bar donde tomar la última (nos echaron del Matadero, esto es «asín») y nos dirigimos al hispterista Costello Río que tanto recomienda la chica del barrio. Dos y poco de la mañana y nuestro gozo en un pozo: que anduviéramos vía, que iban a cerrar. La gremlin utilizó sus mejores artes para sacarle al camarero un sitio cercano donde tomar algo. Él le dijo algo de un sitio que estaba a 30 metros al que podíamos ir si éramos de fiar… ¿sospechoso? ¿quién dijo miedo? Se llamaba algo así como no se qué PINO no se qué ROJO. Allá que fuimos.

Tras 30 metros multiplicados por 10 llegamos a un bar cerrado a cal y canto que se llamaba algo de pino rojo y que tenía una pinta bastate más sospechosa que nososotros. Era algo así como La Ostra Azul pero con las luces apagadas. ¿Que qué es la ostra azul? ¿Pero vosotros tuvisteis infancia?

En fin, que allí se acabó la noche grupal y cada mochuelo a su olivo. Pero el Don y yo no nos dábamos por contentos y buscamos un sitio por el barrio… ¡Oh, miserables hados! hasta el mítico Iberia nos cerró la puerta en las narices y ante la perspectiva de entrar al único sitio abierto cercano, la Sauna Paraíso, entramos al apartamento. La noche duró hora y media más, 90 minutos de charla de amigos de esas que no quieres que se acaben nunca y el Don y yo demostramos que somos unos caballeros saliendo a la calle a buscar algo de comer en un 24 horas. Que no se quedasen nuestras damiselas sin el colacao y un donut para ir a la cama.

Yo di cuenta también de las muestras de la marca de mujeres esas y de la hamburguesa de atún de Isabel, pero esa es otra historia que puede que se convierta en otro post sobre una marca, SIN PATROCINAR. Cómo era eso, ¿ALT? ¿NO FOLLOW? Enseñadme algo los que estuvisteis, perrac@s, que ya sabéis que soy el paria de esta pareja!!!

Y las cosinas de Lanoa van para…

Bueno, amigos, más vale tarde que nunca… íbamos a cortar el martes, pero a última hora fueron llegando algunos despistados y decidimos alargarlo hasta el último momento.

Finalmente, los participantes son:

1 – La Manada
2 – Cruz entremadres
3 – Yohanna Arco
4 – Chincha Rabincha
5 – Chus San Salvador
6 – Yolanda San Segundo
7 – Cris
8 – Bienvenidos a Lilliput
9 – Me gusta mi barrio
10 – Blanqui
11 – Andrea Sánchez
12 – enfermería7
13 – Ana María Ramos
14 – Yolanda Dibujos de Nube
15 – Vanina
16 – Golosi

El número representa, salvo error, el orden en que se apuntaron en el formulario de Lanoa. En todo caso, da igual. La probabilidad de que cada uno gane no deja de ser del 6,25%. Nuestra idea era que el guaje sacara un número de la bolsa, pero dejándolo para este medio día era imposible. Así que vamos a utilizar el horripilante Mr. Random.  Metemos el rango de números, pulsamos generate y el resultado es…

¡Prometemos no volver a hacerlo así!

¡Prometemos no volver a hacerlo así!

Así que, muchas felicidades a la cordobesa más viajera. Como me imagino que no te podrás acercar a la fiesta de Lanoa de mañana, Diana se encargará de realizar el envío. Ahora que lo pensamos, un babero y un peluche… ¿tienes novedades que compartir?  😛

¿Qué me pasa, doctor?

No pude aguantarme más. Después de dos meses largos sufriendo extraños síntomas para los que no encontraba explicación, decidí acudir al médico y contarle mis problemas.

Mamanatas accedió finalmente a acompañarme. Aderezó su OK con una pequeña mueca de disgusto y hastío, pero con tal de no aguantar más mis lamentos estuvo de acuerdo.

La sintomatología era variada y era difícil orientarse hacia un especialista u otro. Me decidí a ponerme en manos del médico de familia y, así que conseguí cita  y allí nos fuimos.

– Mire doctor, la verdad es que no sé por dónde empezar. He estado buscando información en internet -ya se que no debía hacerlo, pero no lo pude evitar- y lo único que he conseguido ha sido intranquilizarme más.

– Claro, claro… ¡ay, el daño que está haciendo internet! Bueno, ahora está usted aquí. En buenas manos. Tranquilícese y cuénteme todo lo que le pasa.

El doctor había captado perfectamente mi estado de ánimo. Continué.

– Pues mire usted, desde hace dos meses y pico me siento raro. Todo empezó con cogerle manía a algunos alimentos. Cosas que antes me pirraban, como el queso azul, ahora es que no lo puedo ni ver. Y también me pasa con el bacalao… me encantaba, pero es que es pasarme por la sección de salazones en una pescadería y no puedo soportar el olor. Me resultaría imposible comerme eso.

– Bueno, tampoco parece muy grave. A veces sufrimos cambios hormonales asociados a la edad -¿me estaba llamando viejo?- y nos ocurren estas cosas. Quizás podría derivarle a un endocrino, si eso le preocupa.

Mamanatas tensaba poco a poco la expresión, como si pensara que todo era una pérdida de tiempo. No dejé que me influyese y continué.

– No, si lo de los olores es lo de menos. Es que también me siento muchas veces empachado después de comer. Llego a la cena sin apetito, y no es raro que a veces sienta alguna náusea o pequeño mareo ante la presencia de comida.

– Vaya, eso sí que me extraña. ¿Y nota alguna cosa más?

– Pues lo más destacable es lo cansado que me siento. Es hacer cualquier cosilla o algún juego físico con el peque y me fatigo. Por no hablar de la somnolencia… antes no me dormía nunca viendo la tele y ahora es ponerme en una posición cómoda y se me caen los párpados irremediablemente.

– Interesante, interesante… – el doctor iba tomando notas.

Mamanatas comenzaba a respirar produnda y sonoramente dando muestras de impaciencia.

– ¿Alguna manifestación física más? Cuanta más información tengamos, más fácil será intentar encontrar una solución. Aunque probablemente no sea más que estrés. Ya sabe, la enfermedad del siglo XXI.

– Hombre, quizás no tenga nada que ver, pero a veces siento un dolor intenso que me empieza aquí -me señalé la parte baja del glúteo- y me baja por la pierna hasta casi la rodilla.

– Dice que es ciática, doctor -señaló mamanatas con sarcasmo-. Nunca la ha tenido así que no sé de dónde lo saca, pero él está convencido de que es eso.

El médico permaneció callado unos segundos mientras releía la información que había ido anotando. Luego comentó:

– La verdad es que es un caso infrecuente. Todos esos síntomas aparentemente no relacionados pero que aparecen juntos… quizás convenga hacer una analítica para tratar de afinar un poco más. Antes de eso, intente pensar, ¿alguna otra cosa no habitual que haya percibido recientemente?

– No sé… ahora que lo dice, pues sí que he notado que tengo el vientre algo más hinchado. Mi mujer dice que estoy engordando, simplemente, pero claro, con el resto de síntomas todos juntos y con la cantidad de cosas raras que se ven, ya no sé qué pensar.

– Bueno, pues para eso tenemos un poco más de suerte. En la consulta de la enfermera tenemos un pequeño ecógrafo. Vamos a hacer una  revisión rápida extraoficial, aunque sea para tranquilizarlo -dijo el médico para mayor asombro de mamanatas.

Pese a mi cuerpo hercúleo, mamanatas se empeña en verme así…

Nos fuimos los tres a la consulta adyacente, me quité la camiseta y me tumbé, me untó con la cremita pringosa y me puso el aparato sobre el vientre. Durante un buen rato, estuvo moviéndolo de un lado a otro. Mamanatas comenzaba a moverse impaciente por la consulta, suspirando y meneando la cabeza de lado a lado. Finalmente, el doctor dijo:

– Pues no veo nada, más allá de un hígado algo graso. Creo que su mujer tiene razón y simplemente está engordando. Creo que vamos a pedir entonces la analítica y también una radiografía de contraste de la zona abdominal y…

Y entonces, mamanatas estalló:

– Bueno, ya está bien. ¡Consentí en venir contigo hasta aquí pero ya no puedo más! ¡Lo último sería perder más tiempo y dinero con pruebas inútiles! ¿Quiere saber lo que le pasa a mi marido? Pues se lo voy a aclarar yo.

Con la fuerza que le daba la indignación, cogió el ecógrafo del médico repentinamente con la mano izquierda mientras con la derecha se levantaba la camiseta, y sin que el médico tuviese ni tiempo de reaccionar, lo puso bajo el ombligo e hizo un poco de presión. Apenas pasaron un par de segundos para que apareciera esta imagen en el monitor…

¡SÍ, EL SEGUNDO (y último…) ESTÁ EN CAMINO!

… y que el doctor, boquiabierto, pudiera constatar que mi capacidad de somatizar el embarazo rompe las fronteras de lo paranormal.

mamanatas: Esta historia está basada en hechos reales… vale, lo de ir al médico no, ¡era lo que le faltaba! todos los síntomas que comenta aquí el amigo dice que los tiene él, todos y cada uno de ellos, y no los sufre en silencio precisamente. Madre mía, hartita me tiene. Y para colmo de mis despertares nocturnos, el de proporciones hercúleas está roncando más que nunca, qué cruz!

Paparracho y la formación musical

En mi familia hay y ha habido varios músicos. Mi abuelo paterno, Ángel González Arias, tocaba el bombardino en la Banda de Música de León y llegó a dirigirla muchos años. Mi tío abuelo por parte de madre, Antolín de la Fuente Cla, se dedicó a la música toda la vida, multiinstrumentista y también fue Director de la Banda de Música de Gijón. Su hijo, autodidacta, vive de la música y ha tocado en muchísimos grupos. Otro tío mío es pianista y dirige la Coral Lírica de Torrevieja, otro es trompetista, otra prima pianista, otros dos primos DJ que son auténticos artistas… con tanta corchea a mi alrededor, entraba dentro de la lógica que yo también tuviera inquietudes musicales.

En casa algo debieron de notar. Seguramente me pasaba el día haciendo como que tocaba instrumentos o me fijaba mucho cuando había música en la tele… no sé cómo sería, porque no me acuerdo (quizás esa fiel lectora que responde al nombre de “mamá” pueda aclarar algo). Lo que sí recuerdo es que un día, teniendo 8 años, me preguntaron si me gustaría tocar algún instrumento. Es curioso cómo funciona la memoria, porque se te van borrando cosas paulatinamente, muchas importantes, pero otros recuerdos quedan vívidos para siempre. Y de ese me acuerdo perfectamente. Estábamos en casa de unos de sus mejores amigos. Mis padres estaban en el salón con ellos y yo jugando con los hijos en la habitación. Me llamaron para hacerme la pregunta y yo dije que sí, que me gustaría. Y lanzaron la gran cuestión:  “¿Y qué te gustaría tocar?

El Casio PT-82. Ni siquiera era mío, pero sin él, mi vida quizás hubiera sido muy distinta.

El Casio PT-82. Ni siquiera era mío, pero sin él, mi vida quizás hubiera sido muy distinta.

Qué dilema: a mí me gustaba el teclado (el órgano, lo llamábamos de aquella). Los hijos de sus amigos tenían un Casio PT-82 que a mí me volvía loco. No era el casiotone más básico; tenía más ritmos, más melodías y, sobre todo, un sistema con pequeños leds sobre las teclas que siguiéndolos, tocabas canciones como Greensleeves. Me chiflaba. El problema era que lo que molaba de tocar en un grupo era estar de pie bailando a la vez, como los guitarras, y no escondido en la parte de atrás del escenario detrás de un teclado. No os lo creeréis, pero cuando me lanzaron la pregunta, en la tele que ellos veían tocaba un grupo (¿Olé Olé en la época de Vicky Larraz?) y el del teclado lo llevaba colgando, como los guitarristas. ¡Qué epifanía! “Eso. Quiero tocar el órgano, ¡pero de llevarlo colgado!”.

Esto era en el 83 lo más molón para un niño de 8 años.

Esto era en el 83 lo más molón para un niño de 8 años.

mamanatas: Esto es de las cosas más horteras que se me puedan ocurrir. Madre mía, después de tantos años y sigo descubriendo cosas sobre ti: comparto mi vida con un nerd en potencia.

Ahí empezó todo. Mi tío abuelo daba clases de órgano en una academia (Casa Viena, en Gijón, que vendían muebles e instrumentos Yamaha) y me apuntaron con él. Corría el año 1983, tenía 8 añitos y viví momentos muy felices aprendiendo. No se me daba mal y me encantaba. Mi tío hacía los arreglos para órgano de todo tipo de música, desde la sinfonía 40 de Mozart a Thriller, pasando por boleros, Rock’n’roll de los 50, Beatles, española de la época… a mi casa ya había llegado un órgano enorme con dos teclados y pedalera y en un par de años me encontré tocando en las fiestas del barrio de mis abuelos, con el auditorio del Centro Social lleno. Fueron quizás mis momentos más felices y anda por ahí un recorte de periódico de esos que los orgullosos padres siempre conservan.

Cuando tenía unos 10 años, el órgano comenzaba a quedarse corto y asesorados por mi tío y con mi visto bueno, mis padres me apuntaron a Piano y Solfeo en otra academia. No me gustaba tanto (yo quería órgano, no piano… era un crío), pero no estaba mal y me resultaba bastante fácil. Entró un piano en casa, marca Belarus, que resultó bastante mal y fui avanzando hasta que llegué a cuarto y me atasqué. Por aquel entonces era tremendamente nervioso y aun llevando bien el curso, el examen que se hacía con tribunal en Oviedo siempre era un fracaso. Me sabía todo de memoria, mis dedos estaban viciados de tanto estudiar aquellas obras una y otra vez… llegué a aborrecer el piano, y tras tres intentos, lo dejé.

mamanatas: una pena… a mí me hubiera gustado tanto que me hubieras conquistado dedicándome una canción al piano.  Pero esa es otra historia… como la que me contaron unos amigos cabroncetes. Y dice así: un día fueron a buscarte a casa, llamaron y abrió la puerta tu madre. Cuál fue la sorpresa de ellos cuando te encontraron tocando al piano el «Right here waiting for you» de Richard Marx y tres jovenzuelas alrededor de ti. Cómo se descojonaron y se descojonan recordando la historia. Aunque seguro que tú te comías más colines que ellos XD

Ahí le has dao! Envidia es lo que tenían 😛 .

mamanatas: pon el vídeo si tienes huevos, jajaja.

En fin, que la música me seguía gustando mucho y mi tío abuelo me ofreció la posibilidad de aprender a tocar el requinto (clarinete piccolo) en la Banda de Música de Gijón, donde había una escuela para “educandos”. Lo acepté ilusionadísimo y ahí comenzó mi segunda fase de formación musical. Tendría unos 14-15 años por aquel entonces y toqué el requinto y el clarinete de forma continuada durante otros 12, más o menos, hasta que me vine a vivir a Madrid. En la Banda de Música llegué a ser uno de los clarinetes principales (no el concertino) y concluí mis estudios con ese instrumento, además de armonía, conjunto coral, etc, etc.

A día de hoy, me sigo conociendo de memoria la mayoría del repertorio habitual de bandas y me es imposible ir al templete de El Retiro sin tararearme todo lo que tocan. Amaba el clarinete y aún de vez en cuando lo saco y rememoro viejos tiempos, aunque he perdido prácticamente la capacidad de tocarlo con cierta dignidad.

mamanatas: calla, calla, que solo se me ocurre a mí regalarte un disco de jazz específico para tocar con un clarinete, después de chorrocientos mil años sin tocarlo. Pensé que te daba un jamacuco, qué manera de ponerse colorao, qué manera de hiperventilar, peor que aquel día de la pipa moruna y el final con vómito. Pero eso sí que es otra historia, jijijij

Toda mi vida relacionada con la música y su formación. ¿Y qué conclusiones saco? Estudiar música es de las cosas más maravillosas que hay y debería recomendarse a todos los niños. Muchísimos programas educativos inciden en la importancia de la música y no puedo estar más de acuerdo. Sin embargo, también tiene sus sombras. A medida que uno avanza hacia el profesionalismo, el ambiente se torna oscuro y desagradable. Son pocos los que pueden vivir de la música (como profesores en conservatorios, profesionales en orquestas o bandas, etc) y las envidias, las ambiciones desmedidas, las puñaladas traperas, los amiguismos y el resto de mezquindades del ser humano afloran, lenta pero inexorablemente, hasta que lo inundan todo.

Quizás mis experiencias personales me hagan ser parcial y mi opinión no sea suficiente para tener una idea justa del mundo de la música, pero desde luego, a mí ese mundo turbio me ha marcado. Hasta llegué a decirme a mí mismo que no orientaría a un hijo mío hacia la música, que lo apoyaría incondicionalmente si le viera inquietudes musicales, pero no trataría de ser yo el que lo estimulase.

Pasados los años vuelvo a ver las cosas en perspectiva y ya no soy tan asertivo con esto. Priorizo más los momentos maravillosos que he vivido en mi vida con la música y destierro los malos. Y así estoy ahora, viendo cómo el guaje monta baterías por su cuenta con cualquier cosa que haga ruido al golpearla, cómo intenta tocar la flauta o cómo me mira en esos escasos momentos en los que agarro el clarinete.

Y cómo, cuando fui a enseñar a su cole lo que era un clarinete y cómo se tocaba, permanecía sentadito junto a sus compañeros sonriendo y les decía: “¡Es mi papá!

¿No hay soluciones? Lo que no hay son ganas.

Esta entrada es continuación de la que publicamos la semana pasada. En aquella, mostraba mi indignación por la mediocridad de los políticos, el oportunismo de los economistas y la obsolescencia del modelo neoliberal (que no liberal, por más que se intenten apropiar de esta palabra, que bien que me duele) que ha traído mucho bienestar y riqueza para bastantes durante un tiempo y miseria para muchos. Cada vez más.

Muchos opinamos que el modelo está agotado y que no hay que tomar medidas para “curarlo” sino que hay que romper con muchas premisas que se toman como axiomas inmutables sin que realmente haya una necesidad real de mantener este sistema. En esta entrada, plantearemos algunas ideas para mitigar o directamente liquidar esa diferencia entre ingresos y gastos que Rallo cifraba en 135.000 millones anuales y que, de seguir en la línea que llevamos, será mayor cada día. Y será mayor porque, por más recortes que se hagan, el país es económicamente insostenible con tasas de paro superiores al 20%, no digamos ya del 25% como ahora (incluso parece mágico que pudiéramos crecer cuando la tasa era del 15%). Ese es uno de los principales secretos de esta crisis: no es el despilfarro, sino la terrorífica merma de la actividad.

Los neoliberales enseñaron a las empresas que tener dinero en efectivo y ahorrar era innecesario e ineficiente; que las cuentas cuanto más vacías estuvieran mejor, que el dinero tenía que estar en movimiento y que el crédito era la mejor solución para esto. Cuando a raíz de la crisis de las subprime en EEUU comienza a generarse la desconfianza hacia el deudor, las entidades pasan a mirar con lupa cualquier solicitud de crédito. Si antes te lo daban contabilizándote incluso tus ingresos “en negro” (y esto daría para otro post), ahora no te lo dan incluso aunque no hayas impagado nunca una deuda. Por si acaso.

Sin esos «ineficientes» ahorros en las PYMES (que encima pagan el IVA antes de cobrarlo o acumulan deudas de Instituciones públicas impagadas desde hace meses, que esto también da para otro post), el sostenimiento de la actividad es imposible y muchos se ven obligados a cerrar no teniendo ni para pagar las indemnizaciones de sus trabajadores, que se ven obligados a ir a FOGASA, cuando no tienen a la gente trabajando sin cobrar a ver si el ayuntamiento, diputación, autonomía o estado les paga de una vez lo que les deben.

Menos milongas: no hay milagros. Si 2 millones de los cinco y pico de parados que tenemos trabajasen, las cuentas SÍ saldrían y ni déficit ni hostias en vinagre. Pero generar empleo recortando la inversión es materialmente imposible.

Vamos entonces a poner algunas medidas sobre la mesa de debate. Estas son las que se me ocurren en caliente, alguna en la que estaremos todos de acuerdo y otras que quizás sean impracticables o poco útiles. No me dedico a esto, pero puestos a cambiar, no pienso dejar de contemplar una posible solución sin por lo menos analizarla. Os animo a poner vuestro granito de arena en los comentarios. Aquí van las mías:

  1. Lucha contra el fraude fiscal: los inspectores de Hacienda lo han cifrado en (creo recordar), 70.000 millones de euros al año. Vaya, más de la mitad que se necesita según Rallo y nadie se ha planteado otra cosa que… una amnistía fiscal para estos grandes delincuentes. Brillante.
  2. Incremento de las tasas sobre las rentas del capital, que las del trabajo y el consumo ya están suficientemente altas. ¿Qué me dicen? ¿Qué los capitales se irán del país? ¿los de las SICAVs también? Echad un vistazo a las espeluznantes cifras de salidas de capital del país en el último año y veremos si afectan más un par de puntos o el miedo a que esto haga crack definitivamente.
  3. Encabezar un movimiento internacional contra de los paraísos fiscales. Y retratar a aquellos que no quieran participar en el mismo. Algunos creen que el bloqueo a Cuba es sanísimo y otros pensamos que contribuye al sufrimiento del pueblo cubano mucho más que el propio sistema en sí; ahora, en bloquear económicamente a los paraísos fiscales no piensa nadie y si esto no se ha hecho es por la incestuosa relación entre las grandes fortunas, las grandes corporaciones y los grandes gobiernos. Es inadmisible que sigan existiendo ni un día más.
  4. Legalización de las drogas y la prostitución. Barreras morales hacen que miremos para otro lado y que se dejen de regular aspectos que redundarían en salud y seguridad ciudadana, por no hablar de los suculentísimos ingresos fiscales de unos niveles inimaginables. Y la situación de ilegalidad o alegalidad no va a hacer que dejen de existir, así que regulémoslo en beneficio de todos.
  5. Imposición de aranceles severos a aquellos países en que no se respeten los derechos humanos y los de los trabajadores. No es tolerable que haya quien, atemorizando o alienando a sus ciudadanos, consiga que trabajen en condiciones de semiesclavitud (o sin semi) produciendo a costes que hacen inviable la viabilidad industrial de países que sí respetan a sus ciudadanos. Si esos ciudadanos son 1300 millones, ni hablamos ya de dónde puede quedar la industria del resto de países. Bueno, dónde puede quedar no; dónde está quedando.
  6. El Estado (nosotros) no ha de cubrir las deudas fallidas de las empresas privadas. Si yo invierto en bolsa en una empresa que se va a pique, pierdo mi dinero. Si un gobierno o una empresa invierte en una entidad financiera que se va a pique (e invirtió en ella porque daba más interés y daba más interés porque era más arriesgado), pues también pierde su dinero. Es así de sencillo.
  7. Renegociar los plazos y los intereses de la deuda soberana. Aquí se renegocian los plazos de los clubes de fútbol, las deudas de los grandes promotores, se perdonan los fraudes fiscales… pero no, la deuda se paga aunque sea a costa de los pensionistas, los funcionarios, los dependientes, la sanidad y la educación. Así lo garantiza la Constitución que modificó Zapatero de acuerdo con Rajoy al dictado de Merkel. Con tanta seguridad de pago, deberíamos tener un tipo de interés casi negativo, no? Ah, que no… Pues hemos de exigir (y sí, podemos exigir como grandes deudores que somos, igual que los Promotores pueden negociarlo con los bancos) carencia para los intereses y aumento del plazo de la deuda. Si el acreedor quiere, bien, y si no, se impaga hasta que quiera, que siempre es mejor cobrar tarde que no cobrar y si invirtieron a deuda española al 6% en lugar de alemana al -0,5% es porque sabían que asumían riesgos, ¿o eran pobres incautos como los del forum filatélico?
  8. Devaluación del euro. El día que renunciamos a controlar nuestra política monetaria, quedamos a disposición de lo que le fuera mejor a Europa, sin ningún arma más que la política fiscal a nivel nacional, con implicaciones directas en el consumo interno. Si se devaluara el euro aumentarían las exportaciones y mejoraría la balanza comercial, pero los países en la que ésta es favorable ganarían menos. A ver quién está en esa situación… ¡ahí va! ¡Alemania! ¡No me lo esperaba! Cuando en 2002 nació el Euro, por 1 dólar te daban casi euro y medio. Ahora, por un dólar te dan 77 céntimos. Casi la mitad que aquel entonces… Pues una gran parte de nuestros problemas pueden encontrarse aquí. Con un euro más barato, nuestras empresas serían internacionalmente mucho más competitivas.
  9. Más Europa o «adiós, Europa»: Esta Unión Europea, nido de políticos mediocres, cargos enchufados a dedo, donde los presidentes nacionales (algunos) pesan infinitamente más que aquellos elegidos por el pueblo para el Parlamento Europeo (donde reside la Soberanía popular, aunque esté diseñado para pintar entre poco y nada) y donde cada uno intenta sacar la mejor tajada para sus intereses (personales, de partido y de país, por este orden) es un fiasco. O nos convertimos en un país como federación de estados donde todos entienden que o vamos bien todos o vamos mal todos, o no somos nada. California entró en suspensión de pagos, al borde de la bancarrota, hace poco más de un año. ¿Pasó algo? No, porque EEUU asume que California es parte del país y que ha de financiarse con deuda federal, al mismo precio que el estado más responsable. Aquí, unos pagan el 7 y otros cobran por vender deuda, por no hablar de casos como el de Grecia, que paga un 16% de intereses por su deuda externa y no hace tanto, un 28% (una auténtica vergüenza para Europa que algún día saldrá en los libros de historia para nustra humillación). Pero como esto es un engendro, los fuertes miran para otro lado.
  10. Auditoría de costes del sector energético y liberalización real del mismo. Se tomaron muchos esfuerzos para acabar con un monopolio público para crear un oligopolio privado; una situación infinitamente peor para los ciudadanos. Oligopolio tanto en la generación como en la distribución y la comercialización, con lo que no sólo se pactan los precios de venta final sino también los de los mercados energéticos. Esto ha creado la siguiente situación: tenemos la energía más cara de Europa (salvo Malta o Chipre, casos evidentemente no comparables) y encima, los productores dicen que hay un déficit entre lo que el estado les paga y lo que a ellos les cuesta, costes que nunca han justificado ni se han sometido a estudio o auditoría alguna. Esta kafkiana realidad es lo que genera el llamado “déficit tarifario”, que crece cada día sobre nuestras espaldas asfixiándonos un poquito más. Esto es insostenible y hay que acabar con ello de forma inmediata.
  11. Reducción de gastos innecesarios y auditoría de toda subvención existente: No se puede recortar ni un céntimo más de educación, sanidad, pensiones o dependencia mientras se pueda comprar un sólo coche oficial, un billete en business, actos protocolarios, asesores absurdos o políticos sin contenido como los senadores. Es éticamente inadmisible. Igualmente, han de acabarse los privilegios fiscales y las subvenciones siempre que no se demuestre fehacientemente que es más eficiente (en términos económicos o sociales) la subvención que la no existencia de ella. Y me da igual que sea para los sindicatos que para la iglesia, los partidos, la monarquía o el sursuncorda. Auditorías públicas detalladas y sin compasión con el que esté haciendo un mal uso.
  12. Por último, me reservo la que a muchos les parecerá más estrambótica: eliminación del dinero físico. Se acabó llevar monedas o billetes encima. Todo, desde una gominola hasta un piso puede comprarse con otros medios de pago sin necesidad de utilizar dinero. En Sruecia, un espejo en el que mirarse tantas veces, sólo el 3% del dinero que se utiliza en cualquier transacción económica es en papel-moneda. Esa bancarización total (que generaría ingresos extraordinarios a la banca que habían de compensarse con rebajas espectaculares en las comisiones de servicio) implicaría la desaparición del fraude y el dinero negro por completo. No es tan difícil, pero hay que querer luchar contra ello. ¿Se quiere?

Otra vez me ha quedado el post muy largo y eso que no hemos tocado las medidas para acabar con la corrupción política o para facilitar la vida a las pequeñas empresas; esto quedará para más adelante. En cualquier caso, prometo no volver a sacar el tema en mucho tiempo y retornar a nuestra frívola vanalidad habitual. Tampoco es cosa de aburrir al personal y con estos dos posts, me he quedado muy a gusto.  🙂

No soy yo, eres tú. No es una crisis, es que ya no te quiero.

Este no es un blog de política o economía… aunque después de un año (que cumpliremos la semana que viene), tampoco nos queda muy claro qué tipo de blog es: no es de crianza, no es de humor por más que lo intentemos, ¿personal? Eso sí, e intransferible, ¿familiar? Quizás también. Digamos que es un guirigay y, como es nuestro y no tenemos espónsores o jefes, podemos permitirnos el lujo de hacer de nuestra capa un sayo a riesgo de perderos a algunos como lectores (o no).

La cosa es que he leído la última entrada del blog de la madre tigre, donde habla de un libro de un economista que acababa de leer (“Una alternativa liberal para salir de la crisis”, de Juan Ramón Rallo), y sin centrarse en aspectos ideológicos, recomendaba su lectura como imprescindible. Pulsando sobre su nombre se enlaza con el post, para que tengáis más datos sobre el tema si os interesa. Yo me quedo con la frase en la que dice que España necesita ahorrar 135.000 millones al año para ser viable, ero la receta mágica del señor economista es seguir apretándose el cinturón de una forma mucho más drástica que la que ya estamos sufriendo en carne propia. Ya sabéis, eso de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y tal y tal. Otras medidas propuestas pasaban no sólo por los recortes drásticos (¡malos, que gastáis mucho!) sino por las privatizaciones (¡lo público, caca!), llegando a proponer la privatización del propio Banco Central Europeo.

Yo, que soy muy de indignarme y de sangre caliente, me voy a arriesgar: no voy a leer su libro porque independientemente de que haya una posibilidad de que el resto del contenido del mismo sea una maravilla (que no lo creo), solo con esas píldoras ya tengo suficiente para sentenciar a lo Fernán Gómez: ¡A la mierda! Privadamente, como a usted le gusta.

Primero, porque no necesitamos economistas que nos analicen qué hicimos mal en el pasado y que nos digan ahora que hay que amputar la pierna cuando si nos hubieran curado el padrastro hace 10 años no teníamos gangrena ahora. Para comentarios oportunistas no hace falta una licenciatura ni escribir un libro; me basta con subirme un taxi en Madrid.

Segundo, porque (me vuelvo a arriesgar, porque no sé si es el caso de este señor) entre los recortes de lo público, siempre está el gasto en educación. Y desprecio a todo aquel que confunde gasto con inversión, más aún si es economista porque entonces ya no es una confusión, sino manipulación. Ahorrar en educación tiene mucho más coste a largo plazo que invertir en ella. Y no hablo de coste social ni otros términos de similar nivel flowerpower. Hablo de miles de millones de euros. Hay suficientes estudios matemáticos que lo demuestran no sobre suposiciones, sino sobre datos reales. Recordemos que el paro está afectando prácticamente en exclusiva, a las capas menos formadas de la sociedad (sí, ya sé que nos afecta a todos, pero los datos estadísticos están demostrando que más del 90% de desempleados de la crisis actual no tienen Educación Universitaria o Formación Profesional). Estos parados no sólo no pagan los impuestos que se ingresarían sino que cuestan dinero al estado, todo esto sumado al drama detrás de cada caso. No voy a hacer cuentas, porque ya hay gente seria que los ha hecho y están a tiro de Google de cualquier interesado.

Tercero, porque van más de 30 años desde el cambio de modelo económico global que impulsaron Thatcher y Reagan, 30 años desde que los postulados de la Escuela de Chicago se impusieron a los Keynesianos y, los grandes poderes fácticos nos venden como lo único viable. Este modelo en el que la mayoría de los países, muchas empresas y algunos particulares vivieron por encima de sus posibilidades a costa de la deuda, con la connivencia de los grandes poderes económicos y financieros. Un modelo piramidal insostenible que todo el mundo sabía que iba a reventar y nadie hizo nada por desmontarlo. Ahora sí, ahora nos dicen que los ciudadanos vivimos por encima de nuestras posibilidades. Pues la solución de este hombre para el modelo fallido es… ¡MÁS MODELO! Más liberalización, más privatizaciones, más recortes del gasto social. Para estos fenómenos, el modelo no ha fallado por exceso sino por defecto. Pues a otro perro con ese hueso.

Cuarto, porque ahorrar 135.000 millones no es recortar 135.000 millones. Es que la diferencia entre los ingresos y los costes actuales ha de cambiar en esa cantidad (según sus cálculos). Pretender hacerlo solo recortando gastos implica reducir inversiones, lo que reduce la actividad económica y la producción, genera más paro y, a la postre, más gastos y menos ingresos fiscales. Por último, trae consigo esperar a que dentro de un año nos diga el economista de turno que el año siguiente hace falta recortar otros 40.000 millones más de los 135 mil del año anterior porque han cambiado las variables.

Son tiempos de grandes políticos y de grandes decisiones, no de perfiles bajos rodeados de lobbies que le dictan al oído lo que le va bien a la ¿sociedad? Hemos de exigir que se rompa por completo con los axiomas aceptados en las tres últimas décadas. Han de ponerse nuevas perspectivas sobre la mesa de debate y analizarlas sin someterlas a las reglas del liberalismo económico. No vale ya con recortar, hay que CAMBIAR. ¿Por qué en ningún foro de poder se plantean otras alternativas a este modelo caduco y empíricamente agotado?

Y vamos a cortar aquí por hoy, porque el post está saliendo demasiado largo y técnico. Mañana, intentaremos proponer algunas alternativas, porque no es verdad que no haya otros caminos.